sábado, 29 de enero de 2011

Primer intento de Arte

El arte es un “nosequé”… Parece que no dice nada pero a la vez es muy cierto. No sé qué es el arte, el Arte (con mayúsculas), bueno, sí que lo sé, pero creo que cada uno lo sabe y lo entiende por y para sí mismo ¿no? Supongo que lo sé en cuanto que se trata de un concepto abstracto e indefinible, eternamente cuestionado y asfixiado bajo distintos corsés, con lo cual, me puedo forjar mi propia opinión…con tanto subjetivismo todos podemos pensar lo que queramos…todo es válido… pero como buen individuo asustado por la inseguridad de las cosas indefinidas tenemos que inventarnos cualquier descripción y seleccionar y comprenderlo todo porque si no, no nos sentiremos nunca  tranquilos, no podemos permitirnos el estar perdidos. ¿Existe realmente el arte? claro que sí joder, esta pregunta es muy antigua ya, pero me sirve para pensar un poco en la historia del arte y en las distintas manifestaciones artísticas que se han sucedido a lo largo de nuestra existencia. Supongo que el hombre del paleolítico no sabía que estaba haciendo arte, no lo sabía simplemente porque no existía, porque se trataba de una actividad humana bien distinta de la actividad artística como la entendemos hoy en día…Cuando admiramos las pinturas parietales o las famosas “venus” podemos pensar que son una obras de arte maravillosas, pueden parecernos hasta actuales, pero no tenían el sentido que nosotros concebimos ahora como producto artístico. Es evidente su sentido mágico, propiciatorio, como una llamada a la reproducción (nacimiento y alimentación son los dos pilares básicos de la supervivencia del grupo). Nosotros le hemos ido atribuyendo significados. Hay muchas lecturas diversas del significado de estas obras de la antigüedad. Si nos fijamos en la mayoría de las civilizaciones antiguas nos damos cuenta de que las obras tenían una conexión con ese “algo”, “Dios”, “más allá” ese ente/s que guiaba la vida de todos y al que había que servir y adorar…En Mesopotamia vemos las esculturas de los orantes que son todas iguales, con los ojos extremadamente abiertos y grandes en un continuo e infinito adorar al dios, y tienen que ser iguales porque no se busca la originalidad, sino todo lo contrario, se buscan los arquetipos, el canon, para que el dios y todos lo reconozcan fácilmente. La diferencia será que algunos la realizarán con más maestría y otros con menos pero básicamente son iguales. Lo mismo sucede en Egipto, si nos detenemos a estudiar sus creaciones artísticas nos damos cuenta de que hasta que no llega Akenatón con la XVIII dinastía las esculturas son todas exactamente iguales, con un canon y un orden de representación determinado. Tenemos que saber reconocer y diferenciar las diversas épocas y cómo era la sociedad que se desarrollaba. Hoy somos una sociedad distinta, pero es que somos distintos de aquí a nuestra generación anterior, ya que en las sociedades industriales los cambios se suceden cada vez con más celeridad. El nexo en común que veo en todas las épocas que hemos estudiado (ese es otro tema a discutir, la educación artística que recibimos, con una mirada totalmente europea y etnocentrista, en la que estudiamos las épocas del arte como si terminase una y comenzase la otra seguidamente. Todos nos sabemos mas o menos el orden principal que aprendimos en nuestra carrera escolar, y siempre lo cantaremos de la misma manera, pero esa educación da lugar a un desconocimiento de la cultura que vivió en las distintas épocas, la ignorancia de que sucedían cosas y de que algo importante debía acontecer para que una manifestación, llamémosla artística, o humana, en fin, comunicativa, cambie tanto de una época a otra y de un lugar a otro) es que ya sea a un Dios, a un galerista, a una creencia superior, a tu hermano, al desconocido, el arte ha sido una manifestación comunicativa, y lo sigue siendo. El arte es parte del reflejo de una sociedad.