lunes, 14 de febrero de 2011

Miguel Brieva


¿Fin de los metarrelatos? Los grandes temas superiores que abarcaban a la modernidad ya no nos atañen del mismo modo. Sea Libertad, Razón, Verdad. Muchos de esos conceptos entran en crisis desde hace unos años, pero el nuevo individuo posmoderno se plantea nuevas cuestiones que en sí mismas son relatos, y muy grandes.  Como dijimos en clase, el relato del “no-relato” o del pequeño relato, el relato de criticar el consumo mediante el consumo (dentro de nuestro pensamiento enclenque y decaído todavía nos cuestionamos algunas cosas, pero muchas veces es a través de lo mismo que criticamos), cuando te sientes mal y necesitas “gastar”, gastar cualquier cosa, tiempo, dinero, neuronas. El discurso de una Televisión que muestra pedacitos de realidades que cada vez se diluyen más en intenciones e influencias de realidad… Seguimos pensando en libertad pero no luchamos por ella, pensamos que somos libres, prima el concepto del parecer, de lo frívolo. Creamos y nos crean necesidades y debemos atiborrarnos de soluciones a esas necesidades que en realidad no lo son tanto, y pensamos que podemos elegir. Disimulamos y simulamos, aparentamos y ocultamos, todo por, al final, no desmarcarnos de los demás.


Forges


Cultura y Simulacro

En el trascurso de la búsqueda de definiciones de “cosas” que debemos realizar me he re-colocado en los estudios sobre la posmodernidad. Mientras ojeaba algunos libros, buscaba otros, miraba la wikipedia y me tomaba otro café solo aparecían dos imágenes en mi cabeza: El inicio de la película Blue Velvet de David Lynch,  y Funny Games de Michael Haneke, (la de 1997). Quizás porque fueron dos películas que me impactaron mucho, o porque en realidad se parecen o porque tienen mucho que decir en cuanto a posmodernidad. Cuando  comienza Blue Velvet ya te sientes obligado a ver aunque sea el comienzo, con esa canción que se te incrusta en el cerebro e irónicamente te adentra en el “mundo extraño”  de Terciopelo Azul.  La canción es maravillosa. Te va arrastrando por las imágenes (simulacros) de la vida del típico pequeño pueblo norteamericano que estamos acostumbrados a que nos muestren, todo blanco, pulcro, los niños felices, el señor amable que te ayuda y vela por tu seguridad… esas flores de colores que contrastan con las vallas blancas de las casas… el hombre tranquilo que riega su jardín… hasta que la manguera se enreda y el señor cae al suelo mientras se retuerce de dolor, con un perro que intenta beber de la manguera y un bebe que se acerca. La cámara baja y descubrimos bajo es césped la gran mierda que se esconde debajo, un mundo de insectos y bichos que se retuercen.


En  Funny Games, tenemos una familia feliz que se va de vacaciones con su coche y su barco a una casa maravillosa también blanca y con flores y con perro. El cambio de música del principio ya te mete en situación, con esa brusca alteración de música clásica a casi un minuto y medio de música estridente que enfoca a la familia y te presenta a los personajes dando a entender que algo pasa o va a pasar. La cosa es que tenemos imágenes de familias y supuestas realidades perfectas y felices que se van corrompiendo y pudriendo poco en esa simbiosis entre la imagen ideal y lo que se esconde. Los chicos de la película van vestidos de blanco, escrupulosamente limpios, con guantes; parecen totalmente inofensivos, educados, juegan al golf. Están fingiendo una realidad que no es, toda la película es sospecha y  simulacro. Tenemos caretas para cada circunstancia de nuestra vida y por lo tanto podemos hacer lo que nos dé la gana. El padre de familia les pregunta porque los chicos hacen todo eso y ellos contestan ¿y porqué no?

domingo, 13 de febrero de 2011

Profesores por un dia

Una buena práctica y debut de los magníficos actores del MAES de dibujo. Creo que supimos representar nuestros papeles, si, estuvimos a la altura. Tenemos que obviar el miedo escénico...Para algunos fue más fácil que para otros. Las exposiciones en general fueron muy enriquecedoras, cada uno a su manera y con una estupenda puesta en escena. Pero todavía tenemos que limar asperezas...poco a poco. El trabajar en grupo es una buena idea ya que los distintos puntos de vista chocan y hay que llegar a algún punto en común, cediendo algunos, aportando otros. El tema de la educación artística es algo que deberíamos haber visto mucho antes, así que creo que nos interesó a todos...
Valorando a mi grupo creo que fue bastante entretenido y que los demás se interesaron. Tanto la introducción teórica como las actividades que realizamos posteriormente creo que se ajustaron a lo que pretendíamos.
Los demás grupos ya lo he dicho, quizás el que más me sorprendió fue el de Juanjo por el hecho de sacarnos fuera de la clase, y rompernos los esquemas, pero todos me gustaron.
No voy a evaluar con nota a ninguno en particular pero siempre sería por lo alto...
Buen trabajo!!

domingo, 6 de febrero de 2011

quiero ser diferente

¡Dejadme salir!: El final del arte. Arthur Danto

“El arte se ha volatilizado en un resplandor de mera auto-reflexión”
Arthur Danto
Quizás el arte tenga que definirse a sí mismo, pero en otro contexto y en otro lugar por favor.
Y si el arte está viviendo sus últimas descargas eléctricas y camina cual zombi por las galerías del nuestro querido mundo debería replantearme mi vida… aunque mi vida es una parte infinitesimal en La Historia.
Cuando Danto habla de “progreso” diferencia entre la duplicación óptica, es decir, las tecnologías que van desarrollando los artistas históricamente para crear experiencias visuales lo más cercanas a lo real (la copia) y el actual concepto de que el arte debe expresar lo que el artista es, lo que el artista siente, con lo cual, se nos antoja difícil poder seguir analizando la historia del arte en torno a un concepto tan inconmensurable como es la expresión. Ya no se trata de una equivalencia perceptiva sino de la exteriorización de los sentimientos del artista. En este terreno todo puede ser válido hasta que tu galerista te diga lo contrario. Supongo que la señora que vio por primera vez un cuadro de Matisse colgado en el Salón de Otoño pensó que era abominable pero bueno, también se plantearía que algo estaba pasando para que se encontrara con aquello. Yo también me lo planteo, cuando acudo a museos en lo que me cuesta poder admitir lo que es arte, lo que no, lo que he entendido y lo que se me escapa, solo que ahora hemos visto muchas más cosas que la señora de la que hablaba antes.
Ahora nos toca comprender que durante siglos se ha buscado la representación de la realidad, la pura mimesis, que han existido diferentes “ser” del arte, y ahora estamos viviendo otro “ser” distinto, en el que el concepto de arte se tambalea entre lo sagrado y lo ridículo pero precisamente porque bebe y se refleja en el espejo de la sociedad que lo está creando, una sociedad que lo tiene todo y que quiere cada vez más, una sociedad que no se plantea nada y que lo da todo por hecho…

miércoles, 2 de febrero de 2011

Si es que al final todos estamos vendidos...

Clifford Geertz: Conocimiento local

Todos queremos hablar sobre arte pero sigue resultando un concepto sin límites muy bien definidos, viviendo como ente que se encuentra ahí, sabemos que existe, pero no terminamos de concebirlo y acotarlo como nos gustaría… Sí que tiene un sentido, pero no a todos les ofrece la misma “experiencia estética”… ¿tenemos que estudiar profundamente el arte para poder entenderlo? ¿Si actualmente una de sus cualidades es la expresión de sentimientos…porqué raras veces y solo algunas personas lo perciben? ¿Por qué algo que antes resultaba bello ya no lo es tanto para nosotros? Muchas veces el debate técnico de las obras artísticas se convierte en la puerta abierta hacia la legitimización de las mismas, en sus relaciones formales. Ahora bien, esas definiciones técnicas las respaldamos aquí, pero no consideramos que en el seno de otras culturas exista un debate técnico distinto, una simbología, unos valores o propiedades formales diversas. El estudio de Geertz une Arte y Cultura y estudia varios ejemplos a lo largo de la historia de diversas culturas. A mí me ha hecho comprender algunas cosas. Y no entender otras cuantas.
 “se origina en una sensibilidad característica en cuya formación participa el conjunto de la vida, una sensibilidad en la que los significados de las cosas son las cicatrices que los hombres dejan en ellas”…
Una de las ideas que podemos comenzar a cuestionarnos del texto de Clifford Geertz se trata de la noción estética que otorgamos en Occidente al arte como algo inherente al mismo o como algo que se debe percibir. ¿Nacemos con el poder de percibir esa belleza? ¿O se va articulando en relación a nuestro entorno, a nuestra cultura, a nuestra vida? ¿Todos percibimos de la misma manera? ¿Qué es lo bello? Cuando Geertz comienza a hablar  de esa sensibilidad patente colectivamente con esa profundidad tan grande como la misma existencia me hace pararme un momento y pensar.  Me aleja de esa concepción y endiosamiento del poder estético (y también del funcionalista, aunque esto no quiere decir que sea estético) atribuido al arte constantemente. La unidad de forma y contenido es, allí donde se produce y en grado en que se produce un acto cultural. Las imágenes, los sonidos, los colores con ciertos significados intrínsecos para mí no son los mismos en toda la historia de la vida. En los estudios de Geertz de diversas culturas como los Yoruba, la línea o el color tienen un significado concreto y representan unos sentimientos particulares. “El ojo de la época” con que definimos e interpretamos lo símbolos se metamorfosea continuamente y atiende a necesidades dispares. Estos símbolos se encuentran inmersos en la propia sociedad que los crea y no pueden concebirse por separado; la capacidad para descifrar significados está presente en la experiencia colectiva. Arte y vida se unen, pero no se unen instrumentalmente sino ideacionalmente, en un plano semiótico constitutivo de la sociedad en que se encuentra. Los que formamos una comunidad concreta nos comprendemos y comprendemos de maneras diversas. Quizás, y como hemos dicho en clase, el hecho del grafismo o  de dibujar es un acto que se ha producido en todas las culturas y civilizaciones. ¿Cómo podemos entender que la simbología, el significado, las maneras de hacer son las mismas? Quizás sea una actividad universal, pero no por eso significa lo mismo. Es el mismo impulso, quizás el mismo sentimiento, que te empuja a crear una forma, la cuestión es el significado que le coloquemos…