“El arte se ha volatilizado en un resplandor de mera auto-reflexión”
Arthur Danto
Quizás el arte tenga que definirse a sí mismo, pero en otro contexto y en otro lugar por favor.
Y si el arte está viviendo sus últimas descargas eléctricas y camina cual zombi por las galerías del nuestro querido mundo debería replantearme mi vida… aunque mi vida es una parte infinitesimal en La Historia.
Cuando Danto habla de “progreso” diferencia entre la duplicación óptica, es decir, las tecnologías que van desarrollando los artistas históricamente para crear experiencias visuales lo más cercanas a lo real (la copia) y el actual concepto de que el arte debe expresar lo que el artista es, lo que el artista siente, con lo cual, se nos antoja difícil poder seguir analizando la historia del arte en torno a un concepto tan inconmensurable como es la expresión. Ya no se trata de una equivalencia perceptiva sino de la exteriorización de los sentimientos del artista. En este terreno todo puede ser válido hasta que tu galerista te diga lo contrario. Supongo que la señora que vio por primera vez un cuadro de Matisse colgado en el Salón de Otoño pensó que era abominable pero bueno, también se plantearía que algo estaba pasando para que se encontrara con aquello. Yo también me lo planteo, cuando acudo a museos en lo que me cuesta poder admitir lo que es arte, lo que no, lo que he entendido y lo que se me escapa, solo que ahora hemos visto muchas más cosas que la señora de la que hablaba antes.
Ahora nos toca comprender que durante siglos se ha buscado la representación de la realidad, la pura mimesis, que han existido diferentes “ser” del arte, y ahora estamos viviendo otro “ser” distinto, en el que el concepto de arte se tambalea entre lo sagrado y lo ridículo pero precisamente porque bebe y se refleja en el espejo de la sociedad que lo está creando, una sociedad que lo tiene todo y que quiere cada vez más, una sociedad que no se plantea nada y que lo da todo por hecho…
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