sábado, 12 de marzo de 2011

Sobre la educación

Me comentaron que la Literatura  no se debería enseñar a los niños ni debería ser para todos, sino que solo la élite cultural es la que realmente puede disfrutar de ella y comprenderla, las mentes privilegiadas.  Dejémoslo ahí.
Ese tufillo tradicionalista disfrazado muchas veces de buenrrollismo y plagado de hipocresía se respira por todos sitios.
En la educación que he recibido siempre se han dado uno o varios especímenes portadores de LA CULTURA que nos hacían sentir mal por no conocer las mismas cosas que su mente se había dedicado a almacenar durante años para después  contártelo a ti. Es un tema que siempre me ha interesado ¿qué es lo que tengo que saber pasa saber? ¿Quién y cómo se establece? ¿Por qué tengo que llegar a conocer esto? es más ¿porqué debo interesarme?  Como reflexión personal en todo el discurso de nuevas formas de educación, construcciones de otros modelos y demás hay una cosa que sigue estando patente, y es que esa “comunidad del eruditismo” seguirá y sigue vigente, y decidirá en qué medida compartir ese conocimiento contigo o no.  Sigue existiendo un escalón muy grande entre profesor-alumno y no creo que a muchos les interese que esa barrera se salte. Además, son distintos los discursos de educación para la universidad que para secundaria… no tienen nada que ver. Si queremos encaminar al que aprende a una cultura de la sospecha debemos darle primero las bases donde posicionarse para sospechar y los conocimientos para cuestionarse cosas. Por eso los contenidos siguen siendo importantes, para mí siguen siendo fundamentales, solo que la pedagogía que emplees puede ser muy limitada o muy rica, pero hay modos distintos de aportar contenidos. Lo que hemos dicho mil veces y me he tenido que aprender al dedillo: el aprendizaje significativo. Y la conexión con tus experiencias vitales. Y la crítica. Y el romper con los moldes… Debemos construir (como dice el texto) significados y mundos juntos y pensar en unas nuevas maneras de hacer educación en los que unamos los conceptos, los nuevos conocimientos, las nuevas experiencias con nuestra propia vida, con nuestros intereses. Pero es difícil hacer eso con un chaval de 14 o 15 años, cuyos intereses serán los propios de un chaval de esa edad, y al que probablemente Calderón de la Barca le importe un pimiento. Pero es que mi gran duda, y la que todavía no he podido resolver, es de si tiene sentido seguir aportando cierto tipo de contenidos, en el caso de la educación artística pues no sé hasta qué punto en primero de ESO vas a conseguir que el niño sea crítico cuando no sabe lo que tiene que criticar…y la cosa es que están tan acostumbrados al discurso lineal profesor-alumno que cuando se les plantea otra cosa se descolocan. Y no sé si me estoy explicando bien o si mi mente está tan contaminada que no me doy cuenta ni yo. En todo caso, uno de los mejores ejemplos que he podido recibir en mi vida educativa han sido las clases de fundamentos y metodologías. Hemos aprendido casi sin darnos cuenta. Cuando te cuestionas sobre tu propio mundo, tu identidad, el porqué estás aquí y lo relacionas con una de tus pasiones como es en mi caso todo lo relacionado con el arte, adviertes tu creciente interés a saber más y más. Pero sigo sin saber cómo abordar esto con chavales más pequeños, aunque, bueno, cuestión de tiempo…
Tampoco sé si las nuevas tecnologías mueven a la masa o la masa mueve a las nuevas tecnologías…