lunes, 14 de marzo de 2011
sábado, 12 de marzo de 2011
Sobre la educación
Me comentaron que la Literatura no se debería enseñar a los niños ni debería ser para todos, sino que solo la élite cultural es la que realmente puede disfrutar de ella y comprenderla, las mentes privilegiadas. Dejémoslo ahí.
Ese tufillo tradicionalista disfrazado muchas veces de buenrrollismo y plagado de hipocresía se respira por todos sitios.
En la educación que he recibido siempre se han dado uno o varios especímenes portadores de LA CULTURA que nos hacían sentir mal por no conocer las mismas cosas que su mente se había dedicado a almacenar durante años para después contártelo a ti. Es un tema que siempre me ha interesado ¿qué es lo que tengo que saber pasa saber? ¿Quién y cómo se establece? ¿Por qué tengo que llegar a conocer esto? es más ¿porqué debo interesarme? Como reflexión personal en todo el discurso de nuevas formas de educación, construcciones de otros modelos y demás hay una cosa que sigue estando patente, y es que esa “comunidad del eruditismo” seguirá y sigue vigente, y decidirá en qué medida compartir ese conocimiento contigo o no. Sigue existiendo un escalón muy grande entre profesor-alumno y no creo que a muchos les interese que esa barrera se salte. Además, son distintos los discursos de educación para la universidad que para secundaria… no tienen nada que ver. Si queremos encaminar al que aprende a una cultura de la sospecha debemos darle primero las bases donde posicionarse para sospechar y los conocimientos para cuestionarse cosas. Por eso los contenidos siguen siendo importantes, para mí siguen siendo fundamentales, solo que la pedagogía que emplees puede ser muy limitada o muy rica, pero hay modos distintos de aportar contenidos. Lo que hemos dicho mil veces y me he tenido que aprender al dedillo: el aprendizaje significativo. Y la conexión con tus experiencias vitales. Y la crítica. Y el romper con los moldes… Debemos construir (como dice el texto) significados y mundos juntos y pensar en unas nuevas maneras de hacer educación en los que unamos los conceptos, los nuevos conocimientos, las nuevas experiencias con nuestra propia vida, con nuestros intereses. Pero es difícil hacer eso con un chaval de 14 o 15 años, cuyos intereses serán los propios de un chaval de esa edad, y al que probablemente Calderón de la Barca le importe un pimiento. Pero es que mi gran duda, y la que todavía no he podido resolver, es de si tiene sentido seguir aportando cierto tipo de contenidos, en el caso de la educación artística pues no sé hasta qué punto en primero de ESO vas a conseguir que el niño sea crítico cuando no sabe lo que tiene que criticar…y la cosa es que están tan acostumbrados al discurso lineal profesor-alumno que cuando se les plantea otra cosa se descolocan. Y no sé si me estoy explicando bien o si mi mente está tan contaminada que no me doy cuenta ni yo. En todo caso, uno de los mejores ejemplos que he podido recibir en mi vida educativa han sido las clases de fundamentos y metodologías. Hemos aprendido casi sin darnos cuenta. Cuando te cuestionas sobre tu propio mundo, tu identidad, el porqué estás aquí y lo relacionas con una de tus pasiones como es en mi caso todo lo relacionado con el arte, adviertes tu creciente interés a saber más y más. Pero sigo sin saber cómo abordar esto con chavales más pequeños, aunque, bueno, cuestión de tiempo…
Tampoco sé si las nuevas tecnologías mueven a la masa o la masa mueve a las nuevas tecnologías…
domingo, 27 de febrero de 2011
lunes, 14 de febrero de 2011
Miguel Brieva |
¿Fin de los metarrelatos? Los grandes temas superiores que abarcaban a la modernidad ya no nos atañen del mismo modo. Sea Libertad, Razón, Verdad. Muchos de esos conceptos entran en crisis desde hace unos años, pero el nuevo individuo posmoderno se plantea nuevas cuestiones que en sí mismas son relatos, y muy grandes. Como dijimos en clase, el relato del “no-relato” o del pequeño relato, el relato de criticar el consumo mediante el consumo (dentro de nuestro pensamiento enclenque y decaído todavía nos cuestionamos algunas cosas, pero muchas veces es a través de lo mismo que criticamos), cuando te sientes mal y necesitas “gastar”, gastar cualquier cosa, tiempo, dinero, neuronas. El discurso de una Televisión que muestra pedacitos de realidades que cada vez se diluyen más en intenciones e influencias de realidad… Seguimos pensando en libertad pero no luchamos por ella, pensamos que somos libres, prima el concepto del parecer, de lo frívolo. Creamos y nos crean necesidades y debemos atiborrarnos de soluciones a esas necesidades que en realidad no lo son tanto, y pensamos que podemos elegir. Disimulamos y simulamos, aparentamos y ocultamos, todo por, al final, no desmarcarnos de los demás.
Forges |
Cultura y Simulacro
En el trascurso de la búsqueda de definiciones de “cosas” que debemos realizar me he re-colocado en los estudios sobre la posmodernidad. Mientras ojeaba algunos libros, buscaba otros, miraba la wikipedia y me tomaba otro café solo aparecían dos imágenes en mi cabeza: El inicio de la película Blue Velvet de David Lynch, y Funny Games de Michael Haneke, (la de 1997). Quizás porque fueron dos películas que me impactaron mucho, o porque en realidad se parecen o porque tienen mucho que decir en cuanto a posmodernidad. Cuando comienza Blue Velvet ya te sientes obligado a ver aunque sea el comienzo, con esa canción que se te incrusta en el cerebro e irónicamente te adentra en el “mundo extraño” de Terciopelo Azul. La canción es maravillosa. Te va arrastrando por las imágenes (simulacros) de la vida del típico pequeño pueblo norteamericano que estamos acostumbrados a que nos muestren, todo blanco, pulcro, los niños felices, el señor amable que te ayuda y vela por tu seguridad… esas flores de colores que contrastan con las vallas blancas de las casas… el hombre tranquilo que riega su jardín… hasta que la manguera se enreda y el señor cae al suelo mientras se retuerce de dolor, con un perro que intenta beber de la manguera y un bebe que se acerca. La cámara baja y descubrimos bajo es césped la gran mierda que se esconde debajo, un mundo de insectos y bichos que se retuercen.
En Funny Games, tenemos una familia feliz que se va de vacaciones con su coche y su barco a una casa maravillosa también blanca y con flores y con perro. El cambio de música del principio ya te mete en situación, con esa brusca alteración de música clásica a casi un minuto y medio de música estridente que enfoca a la familia y te presenta a los personajes dando a entender que algo pasa o va a pasar. La cosa es que tenemos imágenes de familias y supuestas realidades perfectas y felices que se van corrompiendo y pudriendo poco en esa simbiosis entre la imagen ideal y lo que se esconde. Los chicos de la película van vestidos de blanco, escrupulosamente limpios, con guantes; parecen totalmente inofensivos, educados, juegan al golf. Están fingiendo una realidad que no es, toda la película es sospecha y simulacro. Tenemos caretas para cada circunstancia de nuestra vida y por lo tanto podemos hacer lo que nos dé la gana. El padre de familia les pregunta porque los chicos hacen todo eso y ellos contestan ¿y porqué no?
domingo, 13 de febrero de 2011
Profesores por un dia
Una buena práctica y debut de los magníficos actores del MAES de dibujo. Creo que supimos representar nuestros papeles, si, estuvimos a la altura. Tenemos que obviar el miedo escénico...Para algunos fue más fácil que para otros. Las exposiciones en general fueron muy enriquecedoras, cada uno a su manera y con una estupenda puesta en escena. Pero todavía tenemos que limar asperezas...poco a poco. El trabajar en grupo es una buena idea ya que los distintos puntos de vista chocan y hay que llegar a algún punto en común, cediendo algunos, aportando otros. El tema de la educación artística es algo que deberíamos haber visto mucho antes, así que creo que nos interesó a todos...
Valorando a mi grupo creo que fue bastante entretenido y que los demás se interesaron. Tanto la introducción teórica como las actividades que realizamos posteriormente creo que se ajustaron a lo que pretendíamos.
Los demás grupos ya lo he dicho, quizás el que más me sorprendió fue el de Juanjo por el hecho de sacarnos fuera de la clase, y rompernos los esquemas, pero todos me gustaron.
No voy a evaluar con nota a ninguno en particular pero siempre sería por lo alto...
Buen trabajo!!
Valorando a mi grupo creo que fue bastante entretenido y que los demás se interesaron. Tanto la introducción teórica como las actividades que realizamos posteriormente creo que se ajustaron a lo que pretendíamos.
Los demás grupos ya lo he dicho, quizás el que más me sorprendió fue el de Juanjo por el hecho de sacarnos fuera de la clase, y rompernos los esquemas, pero todos me gustaron.
No voy a evaluar con nota a ninguno en particular pero siempre sería por lo alto...
Buen trabajo!!
miércoles, 9 de febrero de 2011
domingo, 6 de febrero de 2011
¡Dejadme salir!: El final del arte. Arthur Danto
“El arte se ha volatilizado en un resplandor de mera auto-reflexión”
Arthur Danto
Quizás el arte tenga que definirse a sí mismo, pero en otro contexto y en otro lugar por favor.
Y si el arte está viviendo sus últimas descargas eléctricas y camina cual zombi por las galerías del nuestro querido mundo debería replantearme mi vida… aunque mi vida es una parte infinitesimal en La Historia.
Cuando Danto habla de “progreso” diferencia entre la duplicación óptica, es decir, las tecnologías que van desarrollando los artistas históricamente para crear experiencias visuales lo más cercanas a lo real (la copia) y el actual concepto de que el arte debe expresar lo que el artista es, lo que el artista siente, con lo cual, se nos antoja difícil poder seguir analizando la historia del arte en torno a un concepto tan inconmensurable como es la expresión. Ya no se trata de una equivalencia perceptiva sino de la exteriorización de los sentimientos del artista. En este terreno todo puede ser válido hasta que tu galerista te diga lo contrario. Supongo que la señora que vio por primera vez un cuadro de Matisse colgado en el Salón de Otoño pensó que era abominable pero bueno, también se plantearía que algo estaba pasando para que se encontrara con aquello. Yo también me lo planteo, cuando acudo a museos en lo que me cuesta poder admitir lo que es arte, lo que no, lo que he entendido y lo que se me escapa, solo que ahora hemos visto muchas más cosas que la señora de la que hablaba antes.
Ahora nos toca comprender que durante siglos se ha buscado la representación de la realidad, la pura mimesis, que han existido diferentes “ser” del arte, y ahora estamos viviendo otro “ser” distinto, en el que el concepto de arte se tambalea entre lo sagrado y lo ridículo pero precisamente porque bebe y se refleja en el espejo de la sociedad que lo está creando, una sociedad que lo tiene todo y que quiere cada vez más, una sociedad que no se plantea nada y que lo da todo por hecho…
miércoles, 2 de febrero de 2011
Clifford Geertz: Conocimiento local
Todos queremos hablar sobre arte pero sigue resultando un concepto sin límites muy bien definidos, viviendo como ente que se encuentra ahí, sabemos que existe, pero no terminamos de concebirlo y acotarlo como nos gustaría… Sí que tiene un sentido, pero no a todos les ofrece la misma “experiencia estética”… ¿tenemos que estudiar profundamente el arte para poder entenderlo? ¿Si actualmente una de sus cualidades es la expresión de sentimientos…porqué raras veces y solo algunas personas lo perciben? ¿Por qué algo que antes resultaba bello ya no lo es tanto para nosotros? Muchas veces el debate técnico de las obras artísticas se convierte en la puerta abierta hacia la legitimización de las mismas, en sus relaciones formales. Ahora bien, esas definiciones técnicas las respaldamos aquí, pero no consideramos que en el seno de otras culturas exista un debate técnico distinto, una simbología, unos valores o propiedades formales diversas. El estudio de Geertz une Arte y Cultura y estudia varios ejemplos a lo largo de la historia de diversas culturas. A mí me ha hecho comprender algunas cosas. Y no entender otras cuantas.
“se origina en una sensibilidad característica en cuya formación participa el conjunto de la vida, una sensibilidad en la que los significados de las cosas son las cicatrices que los hombres dejan en ellas”…
Una de las ideas que podemos comenzar a cuestionarnos del texto de Clifford Geertz se trata de la noción estética que otorgamos en Occidente al arte como algo inherente al mismo o como algo que se debe percibir. ¿Nacemos con el poder de percibir esa belleza? ¿O se va articulando en relación a nuestro entorno, a nuestra cultura, a nuestra vida? ¿Todos percibimos de la misma manera? ¿Qué es lo bello? Cuando Geertz comienza a hablar de esa sensibilidad patente colectivamente con esa profundidad tan grande como la misma existencia me hace pararme un momento y pensar. Me aleja de esa concepción y endiosamiento del poder estético (y también del funcionalista, aunque esto no quiere decir que sea estético) atribuido al arte constantemente. La unidad de forma y contenido es, allí donde se produce y en grado en que se produce un acto cultural. Las imágenes, los sonidos, los colores con ciertos significados intrínsecos para mí no son los mismos en toda la historia de la vida. En los estudios de Geertz de diversas culturas como los Yoruba, la línea o el color tienen un significado concreto y representan unos sentimientos particulares. “El ojo de la época” con que definimos e interpretamos lo símbolos se metamorfosea continuamente y atiende a necesidades dispares. Estos símbolos se encuentran inmersos en la propia sociedad que los crea y no pueden concebirse por separado; la capacidad para descifrar significados está presente en la experiencia colectiva. Arte y vida se unen, pero no se unen instrumentalmente sino ideacionalmente, en un plano semiótico constitutivo de la sociedad en que se encuentra. Los que formamos una comunidad concreta nos comprendemos y comprendemos de maneras diversas. Quizás, y como hemos dicho en clase, el hecho del grafismo o de dibujar es un acto que se ha producido en todas las culturas y civilizaciones. ¿Cómo podemos entender que la simbología, el significado, las maneras de hacer son las mismas? Quizás sea una actividad universal, pero no por eso significa lo mismo. Es el mismo impulso, quizás el mismo sentimiento, que te empuja a crear una forma, la cuestión es el significado que le coloquemos…
sábado, 29 de enero de 2011
Primer intento de Arte
El arte es un “nosequé”… Parece que no dice nada pero a la vez es muy cierto. No sé qué es el arte, el Arte (con mayúsculas), bueno, sí que lo sé, pero creo que cada uno lo sabe y lo entiende por y para sí mismo ¿no? Supongo que lo sé en cuanto que se trata de un concepto abstracto e indefinible, eternamente cuestionado y asfixiado bajo distintos corsés, con lo cual, me puedo forjar mi propia opinión…con tanto subjetivismo todos podemos pensar lo que queramos…todo es válido… pero como buen individuo asustado por la inseguridad de las cosas indefinidas tenemos que inventarnos cualquier descripción y seleccionar y comprenderlo todo porque si no, no nos sentiremos nunca tranquilos, no podemos permitirnos el estar perdidos. ¿Existe realmente el arte? claro que sí joder, esta pregunta es muy antigua ya, pero me sirve para pensar un poco en la historia del arte y en las distintas manifestaciones artísticas que se han sucedido a lo largo de nuestra existencia. Supongo que el hombre del paleolítico no sabía que estaba haciendo arte, no lo sabía simplemente porque no existía, porque se trataba de una actividad humana bien distinta de la actividad artística como la entendemos hoy en día…Cuando admiramos las pinturas parietales o las famosas “venus” podemos pensar que son una obras de arte maravillosas, pueden parecernos hasta actuales, pero no tenían el sentido que nosotros concebimos ahora como producto artístico. Es evidente su sentido mágico, propiciatorio, como una llamada a la reproducción (nacimiento y alimentación son los dos pilares básicos de la supervivencia del grupo). Nosotros le hemos ido atribuyendo significados. Hay muchas lecturas diversas del significado de estas obras de la antigüedad. Si nos fijamos en la mayoría de las civilizaciones antiguas nos damos cuenta de que las obras tenían una conexión con ese “algo”, “Dios”, “más allá” ese ente/s que guiaba la vida de todos y al que había que servir y adorar…En Mesopotamia vemos las esculturas de los orantes que son todas iguales, con los ojos extremadamente abiertos y grandes en un continuo e infinito adorar al dios, y tienen que ser iguales porque no se busca la originalidad, sino todo lo contrario, se buscan los arquetipos, el canon, para que el dios y todos lo reconozcan fácilmente. La diferencia será que algunos la realizarán con más maestría y otros con menos pero básicamente son iguales. Lo mismo sucede en Egipto, si nos detenemos a estudiar sus creaciones artísticas nos damos cuenta de que hasta que no llega Akenatón con la XVIII dinastía las esculturas son todas exactamente iguales, con un canon y un orden de representación determinado. Tenemos que saber reconocer y diferenciar las diversas épocas y cómo era la sociedad que se desarrollaba. Hoy somos una sociedad distinta, pero es que somos distintos de aquí a nuestra generación anterior, ya que en las sociedades industriales los cambios se suceden cada vez con más celeridad. El nexo en común que veo en todas las épocas que hemos estudiado (ese es otro tema a discutir, la educación artística que recibimos, con una mirada totalmente europea y etnocentrista, en la que estudiamos las épocas del arte como si terminase una y comenzase la otra seguidamente. Todos nos sabemos mas o menos el orden principal que aprendimos en nuestra carrera escolar, y siempre lo cantaremos de la misma manera, pero esa educación da lugar a un desconocimiento de la cultura que vivió en las distintas épocas, la ignorancia de que sucedían cosas y de que algo importante debía acontecer para que una manifestación, llamémosla artística, o humana, en fin, comunicativa, cambie tanto de una época a otra y de un lugar a otro) es que ya sea a un Dios, a un galerista, a una creencia superior, a tu hermano, al desconocido, el arte ha sido una manifestación comunicativa, y lo sigue siendo. El arte es parte del reflejo de una sociedad.
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